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Desmontando mitos sobre la masturbación y el orgasmo femenino

La masturbación ha sido una actividad históricamente mal vista, rodeada de falsas ideas y prejuicios. De la masturbación masculina se decía antiguamente que podría producir ceguera, impotencia o un sinfín de enfermedades. De la masturbación femenina ni se hablaba, era algo vetado absolutamente a las mujeres.

Esta falta de educación sexual ha provocado que, aún hoy en día, la masturbación siga siendo una práctica poco reconocida por las mujeres, algo de lo que no se habla abiertamente , muchas veces por pudor y vergüenza ya que sigue viéndose mal que las mujeres nos reconozcamos ,y así lo expresemos, como sujetos sexualmente activos.

Hablar de masturbación es tratar aspectos tan importantes como el conocimiento de tu cuerpo. Explorarlo, descubrir lo que te gusta y lo que no, tocarte, acariciarte, aprender lo que te excita y te da más placer, cómo llegar al orgasmo, etc. Un sinfín de aspectos positivos que van a influir en el fortalecimiento de nuestra autoestima y nuestra sexualidad.

Para ello es importante desterrar todos los mitos y prejuicios que rodean la masturbación y el orgasmo femenino. Aquí os señalamos algunos de ellos y aclaramos las dudas.

Mito 1:  Si una mujer tiene pareja es raro que tenga que masturbase. Será porque no la
satisface.

Falso:  La automasturbación es una actividad para disfrutar de una misma sin que tenga que intervenir necesariamente la pareja. Aprender a disfrutar de una misma, pasárselo bien es algo siempre positivo se tenga o no pareja.
Por otro lado, cuando una mujer conoce su cuerpo y la forma de tratarlo para alcanzar el placer y el orgasmo. Le resulta mucho más fácil enseñar a la pareja cómo hacerlo, qué le gusta, qué no, etc. La sexualidad se vuelve más rica!

Mito 2:  Las mujeres que se masturban son demasiado sexuales, promiscuas y peligrosas.

Falso: Las mujeres que se masturban y además lo reconocen públicamente son mujeres empoderadas que se consideran sujetos sexuales que no tienen porque avergonzarse de su placer. La promiscuidad no tiene nada que ver con la masturbación, sino con una manera de entender las relaciones y el compromiso entre la pareja.  

Mito 3: Las mujeres tienen orgasmos vaginales, la masturbación no es natural.

Falso: Los orgasmos vaginales son poco frecuentes solo con la penetración, en la inmensa mayoría de los casos es necesaria la estimulación de otras zonas erógenas como el clítoris, los pechos, etc.

Mito4. El clítoris es un botón

Falso: Desde el punto de vista anatómico, el clítoris no es un botón –con propiedades maravillosas, por supuesto– sino una especie de raíz. Su extremo sería esa parte visible, ese botón, pero sus terminaciones nerviosas llegan hasta la entrada de la vagina. Esto explica que esta última sea también una importante zona erógena y echa por tierra una pregunta mítica: "¿Eres clitoriana o vaginal?". Jamás nada fue peor cuestionado.

Mito 5. Misterioso punto G y la eyaculación femenina.

El punto G es un tejido esponjoso que rodea la uretra junto con las glándulas que segregan el líquido lubricante que cubre el interior de la vagina y que no es el mismo lubricante que se segrega en la zona exterior.

Cuando la mujer se excita, estas glándulas interiores segregan más lubricante y este exceso es absorbido por el llamado punto G, que con el líquido se agranda. Por eso, este punto sólo se puede detectar durante la excitación, cuando esa zona ha experimentado un crecimiento y es, por tanto, palpable.

La caricia directa sobre este punto en un inicio produce ganas de orinar, pero si se sigue estimulando es muy gratificante para las mujeres y puede conducir al orgasmo y, a veces, a la expulsión de este líquido lubricante. Es lo que se conoce como eyaculación femenina. Para una mujer es difícil llegar ella misma a su punto G, a no ser que lo haga ayudada de algún juguete sexual. También puede hacerlo la pareja, y es más fácil que llegue a este de forma manual, introduciendo dos dedos dentro de la vagina.

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